(RV).- “A Ustedes, jueces, corresponde hacer justicia, y les pido una especial atención en hacer justicia en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones”, lo dijo el Papa Francisco a los participantes en la Cumbre contra la trata de seres humanos y el crimen organizado. El evento organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales congregó a jueces, fiscales y magistrados de diferentes países en la Casina Pío IV del Vaticano.
En su discurso, el Santo Padre resaltó el noble servicio que los jueces ofrecen a la humanidad, ya sea profundizando en el conocimiento de ese fenómeno tan actual, la indiferencia en el mundo globalizado y sus formas extremas con las cuales se presenta en nuestra sociedad. En este sentido, agregó el Pontífice, “la Iglesia, siguiendo a Cristo, está llamada a comprometerse y ser fiel con las personas, aún más cuando se consideran las situaciones donde se tocan las llagas y el sufrimiento dramático, y en los cuales están implicados los valores, la ética, las ciencias sociales y la fe; situaciones en las cuales el testimonio de Ustedes como personas y humanistas, unido a la competencia social propia, es particularmente apreciado”.
Siguiendo las enseñanzas del magisterio de la Iglesia, el Sucesor de Pedro alentó a los jueces a avanzar en la toma de conciencia cabal de estos flagelos y, consecuentemente, manifestar su insustituible misión frente a los nuevos retos que nos plantea la globalización de la indiferencia, en el marco del respeto de las leyes nacionales e internacionales. “Hacerse cargo de la propia vocación – afirma el Papa – quiere decir también sentirse y proclamarse libres. Jueces y fiscales libres ¿de qué?: de las presiones de los gobiernos, libres de las instituciones privadas y, naturalmente, libres de las estructuras de pecado de las que habla mi predecesor San Juan Pablo II, en particular, como estructura de pecado, libres del crimen organizado”.
Para ello, señala el Papa Francisco, pido a los jueces que realicen su vocación y misión esencial, la de establecer la justicia sin la cual no hay ni orden, ni desarrollo sostenible e integral, ni tampoco paz social. “A Ustedes, jueces, corresponde hacer justicia, y les pido una especial atención en hacer justicia en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones”. “Los jueces están llamados hoy más que nunca a poner gran atención en las necesidades de las víctimas, precisa el Papa. Son las primeras que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad y por ellas se debe perseguir sin cuartel a los traficantes y carníferos”.
Comentando la parábola de la viuda y el juez deshonesto descrito en el Evangelio de San Lucas, el Obispo de Roma afirmó que los jueces están llamados a dar esperanza en el hacer la justicia. “Desde la viuda que pide justicia insistentemente (Lc 18,1-8), hasta las víctimas de hoy, todas ellas alimentan un anhelo de justicia como esperanza de que la injusticia que atraviesa este mundo no sea lo último, no tenga la última palabra”. “Si hay algo que atraviesa las bienaventuranzas evangélicas y el protocolo del juicio divino con el que todos seremos juzgados de Mateo 25, es el tema de la justicia: felices los que tienen hambre y sed de justicia, felices los que sufren por la justicia, felices los que lloran, felices los pacíficos, felices los operadores de paz, benditos de mi Padre los que tratan al más necesitado y pequeño de mis hermanos como a mí mismo. Ellos o ellas – y aquí cabe referirse especialmente a los jueces – tendrán la más alta recompensa: poseerán la tierra, serán llamados y serán hijos de Dios, verán a Dios, y gozarán eternamente junto al Padre”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
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