sábado, 30 de abril de 2016

Programa en español para Guinea Ecuatorial y África

Dedicamos nuestro espacio al Jubileo de los chicos con el Papa Francisco

(RV).- Que «el Señor libere al mundo de toda violencia», fue el ruego del Papa introduciendo el rezo a la Reina del Cielo, el V Domingo de Pascua.  El Santo Padre recordó a los beatos Valentín Palencia y compañeros mártires españoles, invocando su intercesión.

Y, con su preocupación por los hermanos católicos y ortodoxos secuestrados en Siria, el Papa Francisco invitó a rezar por todas las personas secuestradas en el mundo, pidiendo que Dios Misericordioso toque el corazón de los secuestradores.

Jesús es el amigo para siempre, la mano de Jesús nos levanta y eleva, reiteró el Obispo de Roma en su homilía de la Misa para el Jubileo de los chicos, a los que señaló que Jesús nos quiere de pie y los alentó a ser «campeones de amor» y así serán reconocidos como discípulos de Jesús.

Nos acompaña la Voz de los Peregrinos en la Plaza de San Pedro

(CdM – RV)


Con las nuevas tecnologías, llevar a Jesús al corazón de las personas. Entrevista al p. Abac, Director de Radio María Guatemala.

(RV).- Comunicadores de la Iglesia de todo el mundo se reunieron en Roma para reflexionar sobre el tema "Participar y compartir: gestionar la comunicación de la Iglesia en el entorno digital", en lo que fuera el X Seminario Profesional para las Oficinas de Comunicación de la Iglesia organizado por la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. 

Entre los participantes, el padre Manuel Armando Abac, Director de Radio María Guatemala, quien, en visita a los estudios de Radio Vaticana, comparte su experiencia. A él le preguntamos qué destaca de dicho seminario: 

"Varias cosas, – responde. Una de las primeras es la de estar al tanto del caminar de la tecnología y la importancia de la presencia en las redes sociales, como también aquella de llegar al teléfono de cada joven". "Si queremos llevar a Jesús a las nuevas generaciones debemos estar presentes en las nuevas tecnologías". 

Por otra parte, el p. Abac resalta la importancia de la imagen y de los textos "breves pero sugestivos", en lo que se refiere al uso de las redes sociales, como también el uso de determinados colores; mientras que, refiriéndose al uso del lenguaje para dirigirnos a los jóvenes, señala el sí "al lenguaje juvenil", con la premisa de "cuidar los contenidos". Que "no por querer adaptarnos, pueda resultar ambigüo", advierte. El contenido debe ser "sólido, doctrinal, y evangelizador". 

Por último, nos adentramos en la realidad de Radio María Guatemala, y en las iniciativas que se llevan adelante en el país en el Año Jubilar. Una entrevista dinámica y rica de contenidos, que les presentamos en esta emisión de "Cadena de Amistad":

(Griselda Mutual – Radio Vaticana)

 

 

 

 

 


Viviendo en familia, con el padre Kennedy Rodríguez

(RV).- Seguimos con nuestros programas centrados en la Exhortación apostólica post-sinodal “sobre el amor en la familia”, con fecha no casual del 19 de marzo, Solemnidad de San José, que recoge los resultados de dos Sínodos sobre la familia convocados por Papa Francisco en el 2014 y en el 2015.

La exhortación 'Amoris Laetitia' se subdivide en nueve capítulos y 325 números o párrafos. Se abre con siete párrafos introductivos que ponen en plena luz la conciencia de la complejidad del tema y la profundización que requiere.

Continuando, veremos ahora los capítulos séptimo, octavo y noveno de la exhortación. Les anticipamos el séptimo capítulo y los invitamos a escuchar nuestro programa.

Amoris laetitia, “La alegría del amor”

Capítulo séptimo: “Reforzar la educación de los hijos”

Este capítulo es todo dedicado a la educación de los hijos: su formación ética, el valor de la sanción como estímulo, el paciente realismo, la educación sexual, la transmisión de la fe, y más en general, la vida familiar como contexto educativo.

El Papa afirma claramente que “la obsesión no es educativa, y no se puede tener un control de todas las situaciones por las que podría llegar a pasar un hijo. Si un padre está obsesionado por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movimientos, sólo buscará dominar su espacio. De ese modo no lo educará, no lo fortalecerá, no lo preparará para enfrentar los desafíos. Lo que interesa sobre todo es generar en el hijo, con mucho amor, procesos de maduración de su libertad, de capacitación, de crecimiento integral, de cultivo de la auténtica autonomía”.

Este capítulo incluye unas reflexiones bajo el título “Sí a la educación sexual”.

Y afirma que debe realizarse “en el cuadro de una educación al amor, a la recíproca donación”. Y pone en guardia sobre la expresión “sexo seguro”, porque transmite “una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse.

30 de abril


“¡Sean constructores de puentes y sembradores de paz!”: el Papa a las Fuerzas Armadas y de Policía

(RV).- Reconciliación: sobre este aspecto reflexionó el Santo Padre Francisco en la audiencia jubilar de este primaveral sábado 30 de abril. En una soleada plaza de San Pedro repleta de fieles, el Papa habló de la misericordia de Dios que se hace sentir “de generación en generación” e hizo hincapié en que lejos de Dios no tenemos más una meta y nos volvemos peregrinos “errantes”. “¡Dejémonos reconciliar con Dios!” dijo el Papa repitiendo las palabras de apóstol Pablo”. “Este Jubileo de la Misericordia es un tiempo de reconciliación para todos”. “Aceptemos la invitación a dejarnos reconciliar con Dios”.

Después de su reflexión, el Papa saludó, como de costumbre, a los peregrinos llegados de tantas partes del mundo. E inició dirigiendo un particular saludo a los participantes del Jubileo de las Fuerzas Armadas y de Policía, llegados a Roma en ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

“Las fuerzas del orden, les dijo, tienen la misión de garantizar una ambiente seguro para que todo ciudadano pueda vivir en paz y serenidad”. “¡Sean instrumentos de reconciliación, constructores de puentes y sembradores de paz!” en los diversos ámbitos en donde obran, los invitó el Santo Padre. “Ustedes están llamados no sólo a prevenir, gestionar o poner fin a conflictos, sino también a contribuir en la construcción de un orden fundado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad”, – prosiguió citando la Encíclica Pacem in terris de Juan XXIII.

Constatando que la paz “no es empresa fácil” Francisco los exhortó a no desalentarse, a continuar su camino de fe y a abrir los “corazones a Dios Padre misericordioso que no se cansa nunca de perdonarnos”.

El Santo Padre saludó después a los peregrinos de diversas lenguas, siempre con particular dedicación a los representantes de las Fuerzas Armadas y de Policía llegados a Roma en ocasión de su peregrinación jubilar.

Sean “artesanos de reconciliación, constructores de puentes y sembradores de paz” invitó el Pontífice a los peregrinos de lengua francesa.

“Renueven su compromiso, -insistió el Papa a los peregrinos de lengua portuguesa- para que sus comunidades se transformen siempre más en lugares acogedores, donde se tiene experiencia de la misericordia y del perdón de Dios”.

“Sean portadores de reconciliación” dijo luego a los peregrinos de lengua polaca” y dirigió un especial y cordial saludo a los seminaristas presentes, con la invitación a proseguir “un camino de fe” y a “abrir sus corazones a la misericordia del Señor”. “¡De frente a los desafíos de cada día, resplandezca vuestro testimonio sobre el amor de Cristo!”.

A los peregrinos de lengua árabe, en particular a aquellos de Oriente Medio, Francisco los invitó a dejarse “reconciliar con Dios, permitámosle perdonarnos, con confianza, porque Dios es más grande de nuestro corazón”.

“Vuélvanse, sobre todo, instrumentos de misericordia y de acogida hacia las personas más débiles”, dijo el Obispo de Roma a los peregrinos de lengua italiana.

Y tras saludar a los numerosos grupos parroquiales y asociaciones, saludó finalmente a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados y les dijo:

“A cada uno de ustedes llegue mi aliento a seguir a Cristo: los confío a todos a la maternal protección de la Virgen María”.

(María Cecilia Mutual – Radio Vaticano)


Amor, fidelidad, intimidad del hombre con Dios.

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Qué sentido tendría la alegría, el gozo, la felicidad del amor si no durase, si solamente fuera pasajero. Porque el amor cuando es amor en serio te compromete entero, te consume la vida y hasta te mata si no es posible hacerse uno con el amado. "Soy tuyo", "soy tuya" sienten y expresan los amantes. "Quiero vivir toda mi vida contigo". Por eso el amor, no es solamente el espacio de los cuerpos, del encuentro amoroso. El amor pide fundamentalmente tiempo y no puede ser pleno si no es infinito, eterno. Por eso la fidelidad es una condición esencial para la plenitud del amor. No hay amor pleno sin el tiempo largo de la fidelidad, de la perseverancia, de la continuidad en la entrega, en la comunicación íntima con el otro, en el darse uno al otro de lo que se es y de lo que se tiene.

El problema es que el amor humano es limitado, frágil, el amor humano es mortal. El único amor que no tiene fecha de vencimiento es el Amor poderoso de Dios, que no se termina, que no puede ser destruido, ni vencido. Lo vemos en el cuerpo de Jesús resucitado. De ahí que el amor humano se marchita y se pudre con la carne, triste y trágicamente, si no tiene la inyección del Espíritu de Dios, el antídoto del Amor invencible, inmortal de Dios.

Fecundado por el Espíritu de Amor potente de Dios, el amor humano puede ser fiel, puede durar; puede alcanzar la intimidad del abrazo profundo, vivificante; la plenitud del gozo de la comunión.

Entiendo que de esto habla Jesús, cuando en la intimidad de la Última Cena les dice a sus discípulos: "El que me ama será fiel a mi Palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él".

Amor, fidelidad, intimidad. Es decir, podemos ser una sola cosa entre nosotros con Dios, viviendo la plenitud sin fin del gozo del amor. Porque fuimos creados a imagen y semejanza del Dios amor: del Padre y del Hijo unidos en el Espíritu del Amor invencible. Creados para vivir un amor pleno y eterno. Un amor sin fin.


“La presencia de la Palabra. Cuando Dios quiere habitar entre nosotros”. Reflexión del jesuita Juan Bytton

La presencia de la Palabra. Cuando Dios quiere habitar entre nosotros.

En esta parte del discurso de despedida de Jesús, son 3 las palabras claves que iluminan lo que sigue: Amor-Palabra-Hogar. El que ama permanece fiel a la Palabra y Jesús y el Padre hacen morada en él. Con toda claridad Jesús nos muestra su pasión por habitar entre nosotros. Lo divino y lo humano se unen en él y no podemos forzar este deseo buscando separar lo sagrado o lo puro de lo cotidiano. “La santidad no es cuestión de pureza sino de misericordia” (J.A. Pagola). Cuando la Palabra habita entre nosotros, se une al grito del que sufre y a la voz del hermano abandonado.

Quien busca morada, quien busca refugio porque está obligado a salir de su patria para sobrevivir, entiende muy bien estas palabras. Se ama abriendo las puertas, compartiendo pan y palabra. Lo más triste es tener la casa llena y a la vez vacía. Pensar que sabemos acoger pero que nadie se acerca. A puerta cerrada no entra la esperanza ni salen nuestros anhelos. Jesús, el del pesebre y la cruz, quiere habitar entre nosotros y obrar con nosotros en la construcción del Reino. Nos advierte que debemos poner en práctica sus palabras. No se trata de cumplir una ley, sino de escuchar a alguien, sentir esa voz y vivir en su presencia. Por eso, ¿Qué palabras tenemos necesidad de escuchar y de decir, en este momento de nuestra vida?

Queremos escuchar a Jesús para que nos traiga ese aire fresco capaz de abrir cada rincón de nuestra historia. Espacios que necesitan ser visitados por él, pues conoce muy bien cada uno de ellos. La presencia de la Palabra es ese profundo deseo de Dios de habitar entre nosotros e invitarnos a hacer de nuestras vidas reflejo del amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Es el maestro quien anuncia la llegada del Espíritu, Aquel que nos recordará todo lo que ha dicho y nos regalará el don de la paz. Re-cordar es “pasar por el corazón” las experiencias que dejan huellas en él. Por eso, que “no se inquieten nuestros corazones” sino todo lo contrario: que vivan abiertos a la posibilidad de amar. La paz, “que no es como la de este mundo”, vendrá acompañada de cada abrazo, de cada sonrisa y destino compartido. Vivamos para que este mundo no hipoteque la paz, no disfrace el amor y no haga más lejano el horizonte de la fraternidad. Jesús nos dice estas cosas antes de que sucedan, “para que cuando sucedan creamos”. Creer en la paz y en la acogida no son una obligación, sino la consecuencia de haber escuchado y mantenido firme la esperanza por nuestra casa común. Así lo recuerda el salmo: “La Palabra del Señor es sincera, fiel en todas sus acciones” (Sal 33, 4).

El Evangelista Juan escribe a una comunidad de cristianos que están siendo perseguidos. Para aquellos lo mejor era vivir encerrados, con miedo, perdiendo poco a poco la fe. En nuestros días, lo triste es no tener presentes a esos miles de cristianos y cristianas que están siendo perseguidos por hacer presente una Palabra que salva. Que nuestra oración y solidaridad no cesen, como no cesa la presencia de Jesús en medio de ellos.

(Para Radio Vaticano, jesuita Juan Bytton)


«¡Déjense reconciliar con Dios!». El grito que el apóstol Pablo dirige a los primeros cristianos de Corinto, vale para todos nosotros hoy

(RV).- En la Audiencia Jubilar del sábado 30 de abril, día en que celebran su Jubileo las Fuerzas Armadas y de Policía, el Papa Francisco abordó el tema de la Reconciliación, y recordó que “Dios no se conforma jamás con la posibilidad que una persona permanezca extraña a su amor”, a cambio de encontrar en ella “algún signo de arrepentimiento por el mal realizado”.

“Queridos hermanos y hermanas: Uno de los aspectos importantes de la misericordia es la reconciliación – dijo hablando en nuestro idioma. Dios nunca nos deja de ofrecer su perdón; no son nuestros pecados los que nos alejan del Señor, sino que somos nosotros pecando, quienes nos alejamos de él. Al pecar «le damos la espalda» y crece así la distancia entre él y nosotros. Jesús, como Buen Pastor no se alegra hasta que no encuentra a la oveja perdida. Él reconstruye el puente que nos reconduce al Padre y nos permite reencontrar la dignidad de hijos. Este Jubileo de la Misericordia es para todos un tiempo favorable para descubrir la necesidad de la ternura y cercanía del Padre y retornar a él con todo el corazón”.

En el corazón del Obispo de Roma, las muchas personas que quisieran reconciliarse con Dios y que no saben cómo hacerlo, o no se sienten dignos, o que no quieren admitirlo ni siquiera a sí mismos, y la señalación a la comunidad cristiana que “puede y debe favorecer el regreso sincero a Dios de cuantos sienten su nostalgia”, seguido por la exhortación a  “que nadie permanezca alejado de Dios a causa de obstáculos puestos por los hombres”.

Asimismo el pontífice recordó que tener la experiencia de la reconciliación con Dios “permite descubrir la necesidad de otras formas de reconciliación”, es decir, “en las familias, en las relaciones interpersonales, en las comunidades eclesiales, como también en las relaciones sociales e internacionales”; de allí la proclamación que se elevó fuerte una vez más desde la plaza de san Pedro y para todo el mundo: “¡Este Año es el año de la reconciliación, con Dios y entre nosotros! La reconciliación de hecho es también un servicio a la paz, al reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas, a la solidaridad y a la acogida de todos”, dijo Francisco.

Por último, saludando a los peregrinos de lengua española y de modo particular a los Ordinarios, Delegados Militares, asistentes espirituales y miembros de las fuerzas armadas y de policía provenientes diversos países de lengua española, el Sucesor de Pedro invitó a todos a que “en cada uno de los diversos ambientes en los que se mueven, sean instrumentos de reconciliación y sembradores de paz”,  “continúen por el camino de la fe abriendo el corazón a Dios Padre misericordioso que no se cansa nunca de perdonar. Ante los retos de cada día, hagan resplandecer la esperanza cristiana, que es certeza de la victoria de amor ante el odio y de la paz ante la guerra”.

(Griselda Mutual – Radio Vaticana)

 

 

 


Contribuyan a crear un orden fundado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad: el Papa a las Fuerzas Armadas y de Policía

(RV).- Reconciliación: sobre este aspecto reflexionó el Santo Padre Francisco en la audiencia jubilar de este primaveral sábado 30 de abril. En una soleada plaza de San Pedro repleta de fieles, el Papa habló de la misericordia de Dios que se hace sentir “de generación en generación” e hizo hincapié en que lejos de Dio no tenemos más una meta y nos volvemos peregrinos “errantes”. “¡Dejémonos reconciliar con Dios!” dijo el Papa repitiendo las palabras de apóstol Pablo”. “Este Jubileo de la Misericordia es un tiempo de reconciliación para todos”. “Aceptemos la invitación a dejarnos reconciliar con Dios”.

Después de su reflexión, el Papa saludó, como de costumbre, a los peregrinos llegados de tantas partes del mundo. E inició dirigiendo un particular saludo a los participantes del Jubileo de las Fuerzas armadas y de Policía, llegados a Roma en ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

“Las fuerzas del orden, les dijo, tienen la misión de garantizar una ambiente seguro para que todo ciudadano pueda vivir en paz y serenidad”. “¡Sean instrumento de reconciliación, constructores de puentes y sembradores de paz!” en los diversos ámbitos en donde obran, los invitó el Santo Padre. “Ustedes están llamados no sólo a prevenir, gestionar o poner fin a conflictos, sino también a contribuir en la construcción de un orden fundado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad”, – prosiguió citando la Encíclica Pacem in terris de Juan XXIII.

Constatando que la paz “no es empresa fácil” el Obispo de Roma  los exhortó a no desalentarse, y a continuar su camino de fe y abrir los “corazones a Dios Padre misericordioso que no se cansa nunca de perdonarnos”.

El Santo Padre saludó después a los peregrinos de diversas lenguas, siempre con particular dedicación a los representantes de las Fuerzas Armadas y de Policía llegados a Roma en ocasión de su peregrinación jubilar.

Sean “artesanos de reconciliación, constructores de puentes y sembradores de paz” invitó el Papa a los peregrinos de lengua francesa.

“Renueven su compromiso, -insistió el Papa a los peregrinos de lengua portuguesa- para que sus comunidades se transformen siempre más en lugares acogedores, donde se tiene experiencia de la misericordia y del perdón de Dios”.

“Sean portadores de reconciliación” dijo luego a los peregrinos de lengua polaca” para luego dirigir un especial y cordial saludos a los seminaristas presentes, con la invitación a proseguir “una camino de fe” y a “abrir sus corazones a la misericordia del Señor”. “¡De frente a los desafíos de cada día, resplandezca vuestro testimonio sobre el amor de Cristo!”.

A los peregrinos de lengua árabe, en particular a aquellos de Oriente Medio, Francisco los invitó a dejarse “reconciliar con Dios, permitámosle perdonarnos, con confianza, porque Dios es más grande de nuestro corazón”.

“Vuélvanse, sobre todo, instrumentos de misericordia y de acogida hacia las personas más débiles”, dijo el Papa a los peregrinos de lengua italiana.

Y tras saludar a los numerosos grupos parroquiales y asociaciones, saludó finalmente a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados y les dijo:

“A cada uno de ustedes llegue mi aliento a seguir a Cristo: los confío a todos a la maternal protección de la Virgen María”.

María Cecilia Mutual – Radio Vaticano


Audiencia Jubilar: “el pecado nos aleja del amor de Dios”

(RV).- “Este Jubileo de la Misericordia es para todos un tiempo favorable para descubrir la necesidad de la ternura y cercanía del Padre y retornar a Él con todo el corazón”, lo dijo el Papa Francisco en la catequesis de la Audiencia Jubilar del último sábado de abril, donde explicó la relación entre “misericordia y reconciliación”.

En el marco del Año Santo, el Obispo de Roma recordó un aspecto importante de la misericordia: la reconciliación. “Dios no ha dejado jamás de ofrecer su perdón a los hombres – afirmó el Pontífice – su misericordia se ha manifestado de generación en generación. Muchas veces pensamos que nuestros pecados alejan al Señor de nosotros: en realidad, pecando, nosotros nos alejamos de Él”. Para poder reconciliarnos con Dios, señaló el Papa, es necesario que en cada uno de nosotros exista “un signo de arrepentimiento por el mal realizado”.

En este sentido, el Santo Padre subrayó que “sólo con nuestras fuerzas no lograremos reconciliarnos con Dios”. Ya que el pecado es una expresión de rechazo a su amor, con la consecuencia de cerrarnos en nosotros mismos, iludiéndonos de encontrar mayor libertad y autonomía”; por ello dijo el Papa, no “demos la espalda a Dios” y «¡Déjense reconciliar con Dios!».

“Tantas personas quisieran reconciliarse con Dios – agregó el Sucesor de Pedro – pero no saben cómo hacerlo, o no se sienten dignos, o no quieren admitirlo ni siquiera a sí mismos”. Por ello, La comunidad cristiana puede y debe favorecer el regreso sincero a Dios de cuantos sienten su nostalgia. Sobre todo cuantos realizan el «ministerio de la reconciliación» están llamados a ser instrumentos dóciles del Espíritu Santo para que ahí donde ha abundado el pecado pueda sobre abundar la misericordia de Dios.

Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco exhortó a que: “ninguno permanezca alejado de Dios a causa de obstáculos puestos por los hombres”, ya que este Año Santo es el tiempo favorable para redescubrir la necesidad de la ternura y de la cercanía del Padre y para regresar a Él con todo el corazón.