viernes, 30 de septiembre de 2016

Cadena de Amistad

(RV).-  También este año la Cadena Radial Virgen Gaucha se da cita este sábado primero de Octubre para transmitir la 42ª Peregrinación Juvenil a pie a Luján, la más multitudinaria de la Argentina, este año bajo el lema “Madre danos tu mirada para vivir como hermanos”.

Tal como se viene realizando desde hace ya 16 años, apostados en la ruta, con móviles fijos y móviles peregrinos, la Cadena Radial transmitirá durante 24 horas ininterrumpidas todo lo que allí suceda, para llevar la información a todas las Emisoras que quieran conectarse con su señal, que puede ser tomada en Internet en la página www.virgengaucha.org.ar ó fmprovidencia.org.ar, la Radio Católica del Obispado de Lomas de Zamora, de la Obra de Don Orione. 

Con esta emisión de Cadena de Amistad, nos unimos a la transmisión, con la entrevista realizada al padre Juan Bautista Xatruch, responsable de la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular. 

(Griselda Mutual – Radio Vaticana)


Boletín de Interactividad: lo más visto de la semana en Radio Vaticana

(RV).- Las Redes Sociales son un «puente de comunicación virtual» que conecta diariamente a la audiencia de Radio Vaticana con la Voz del Papa. Cada viernes les ofrecemos el Boletín de Interactividad, un repaso de nuestras publicaciones más vistas en nuestros perfiles de Facebook y Twitter con el objetivo de fortalecer este vínculo comunicativo y espiritual con los miles de oyentes que nos siguen a través de Internet.

Damos paso a las noticias más comentadas en las Redes:

«Jesús te ama de verdad, tal y como eres. Déjale entrar, a pesar de las decepciones y heridas de la vida, dale la posibilidad de amarte. No te defraudará», lo dijo el Papa Francisco en la celebración de la Misa del Jubileo de los Catequistas el domingo 25 de septiembre en la Plaza de San Pedro. Esta homilía del Santo Padre tuvo una gran repercusión, siendo una de nuestras publicaciones más compartidas por nuestros seguidores en esta semana. 

«Vencer la desolación espiritual con la oración», fue la homilía de la Misa matutina celebrada por el Santo Padre en la Capilla de Santa Marta el 27 de septiembre, centrada en la figura de Job. Una de las seguidas por nuestros oyentes.

Llamamiento del Papa a poner fin a la lógica de las armas en Siria e Irak, durante el encuentro que mantuvo el jueves 29 de septiembre, con numerosos miembros de los Organismos caritativos católicos que trabajan en el contexto de la crisis humanitaria en Siria, Irak y en los países limítrofes.

Telegrama de pésame por la muerte de Shimon Peres, quien fue presidente de Israel del 2007 al 2014, e invitado en varias ocasiones por el Papa Francisco junto al presidente de Palestina Mahmud Abbas para fortalecer el diálogo y buscar sendas de Paz entre ambas naciones.

Hablando de imágenes las más compartidas esta semana en Facebook fueron las correspondientes a las de la Audiencia General del Santo Padre el miércoles 28 de septiembre.

Y por último, el viernes 30 de septimebre dio inicio el VXI Viaje Apostólico internacional del Papa a Georgia y Azerbaiyán. Sigue paso a paso los mejores momentos de este viaje, a través de las informaciones que nos envía nuestro enviado especial Raúl Cabrera. También en nuestra Web y por supuesto en nuestras Redes Sociales.

(SL-RV)


Argentina: 42ª Peregrinación Juvenil a Luján

(RV).- “Madre, danos tu mirada para vivir como hermanos”. Es el lema de la 42ª Peregrinación Juvenil a Luján, que iniciará este sábado 1º de octubre al mediodía, en las puertas de la Parroquia San Cayetano de Liniers, en Argentina. 

En el año de la Misericordia, y en el Bicentenario de su Independencia, el pueblo argentino vuelve a caminar junto a su patrona, la Virgen de Luján. Miles de peregrinos recorrerán sesenta kilómetros para rezar a los pies de la Virgen y para sentirse abrazados por su amor maternal. El padre Juan Bautista Xatruch, responsable de la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular, a quien le preguntamos qué significado adquiere la peregrinación a Luján en el marco del Año de la Misericordia, señala que este año, "nos presenta lo que el Papa propone en la Bula de Convocación", es decir "la peregrinación como preparación para dejarnos abrazar por la misericordia de Dios". 

La primera peregrinación a pie realizada hace 42 años contó con la participación de unos 30.000 fieles. En actualidad, ya a partir de las diez de la mañana y hasta las nueve de la noche, "está cubierta la ruta desde Liniers hasta Luján" informa el padre Xatruch. Se trata de una muchedumbre 'incalculable' que se reúne "no para escuchar a alguien que canta o para oír algo en particular", sino para "caminar juntos sesenta kilómetros", algo que es comprensible "sólo a través de la lógica de la fe y del amor a Dios y a la Virgen".

Además de realizarse en el Año de la Misericordia, esta peregrinación se realiza en el Bicentenario de la Independencia del país. De allí pues, se desprende también la particular importancia del lema de esta peregrinación «Madre, danos tu mirada para vivir como hermanos»: "Ella al vernos  – explica responsable de la Comisión – ve lo valioso que hay en nuestros corazones, en los corazones de sus hijos, y por eso le pedimos que nos de esa mirada para vivir como hermanos. Estamos celebrando 200 años de nuestra Independencia y todavía falta liberarnos de tantas esclavitudes que nos dividen y entrentamientos, y este redescubirrnos como hermanos nos ayuda a construir una Patria más justa y más fraterna".

La Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular tiene como función coordinar los servicios para los peregrinos. Considerando que el veinte por ciento de los fieles que participan llegan desde las parroquias y que, por lo tanto, cuentan ya con grupos de apoyo en las paradas intermedias, la Comisión se ocupa de organizar los servicios para el ochenta por ciento restante: la seguridad en la ruta, los puestos sanitarios y de apoyo que brindan sea atención médica como bienes de primera necesidad, son asegurados gracias a los cerca de seis mil voluntarios que año tras año se ponen al servicio de sus hermanos para alivianar su andar, bajo la coordinación de esta Comisión. 

Donaciones pueden llevarse a la Parroquia San Cayetano de Belgrano, Vidal 1745 de 9 a 13 y de 16 a 20, o también comunicándose al 011 47815886. Más información en http://peregrinacionlujan.org.ar/

La entrevista completa en el siguiente enlace: 

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(Griselda Mutual – Radio Vaticano)


Al pueblo argentino lo llevo en mi corazón, es la riqueza más grande de nuestra Patria, afirma el Papa en video mensaje

RADIO VATICANA – jesuita Guillermo Ortiz

Es el amor a la Patria lo que “me lleva también a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar”, expresa Francisco comunicándose con los argentinos en un video mensaje dado a conocer el viernes 30 de setiembre de 2016, a las 12 horas de Argentina.

El amor a la Patria, explica el Obispo de Roma “nos hará lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes. Una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar, que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado. Esa cultura del encuentro que todos tenemos que ir buscando, con la oración y la buena voluntad”.

A la vez que informa que no puede viajar a su país ni en el 16 ni en el 17, Francisco insiste que “la riqueza más grande que tiene nuestra Patria es el pueblo, ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe caminar uno junto a otro, que sabe ayudarse, que sabe respetarse, es ese pueblo argentino que no se marea, que sabe encontrar sabiduría, y cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo. Yo a ese pueblo argentino lo respeto, lo quiero, lo llevo en mi corazón… Y aunque no podamos estrecharnos la mano, cuenten con mi memoria y mi oración para que el Señor los haga crecer como pueblo”. (Radio Vaticana)

TEXTO COMPLETO DEL VIDEO MENSAJE DE PAPA FRANCISCO AL PUEBLO ARGENTINO

Queridos hermanos y hermanas:

En este año en que todavía estamos respirando el ambiente de los festejos del Bicentenario, suceden dos hechos que hacen a nuestra historia, dos hechos que son muy importantes y muy fuertes, y que yo valoro mucho: uno es la beatificación de Mama Antula, una mujer que ayudó a consolidar la Argentina profunda y el otro es la próxima canonización del Cura Brochero, ese cura gaucho que tuvo compasión de sus queridos serranos y luchó por su dignificación.

Está de más decir que yo hubiera querido ir a Argentina a beatificar a Mama Antula y a canonizar al Cura Brochero, pero no pude hacerlo, no es posible. Ustedes no saben cuánto me gustaría volver a verlos. Y tampoco podré hacerlo el año próximo porque ya están compromisos fijados para Asia, África, y el mundo es más grande que Argentina, y bueno, pero hay que dividirse, dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha.  Pero teniendo en cuenta estos acontecimientos y teniendo en cuenta que el año que viene tampoco voy a poder ir, opté por comunicarme con ustedes de esta manera.

Para mí el pueblo argentino es mi pueblo, ustedes son importantes, yo sigo siendo argentino, yo todavía viajo con pasaporte argentino. Estoy convencido que como pueblo son el mayor tesoro que tiene nuestra Patria. Cuando recibo cartas de ustedes, tantas que no a todas puedo responder, seguramente una que otra para hacerme presente, me consuelo, me da gozo y eso me lleva a rezar y rezo por ustedes en la Misa, por las necesidades de ustedes, por cada uno más de ustedes. Es el amor a la Patria que me lleva a eso y es lo que me lleva también a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar. Y esto nos hará lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes. Una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar, que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado. Esa cultura del encuentro que todos tenemos que ir buscando, con la oración y la buena voluntad.

A mí me llama la atención que a la Argentina se le alaba por su geografía, su riqueza, Tenemos de todo: montañas, bosques, llanuras, costas, todas las riquezas en minería. Tenemos todo. ¡Qué país rico! Pero la riqueza más grande que tiene nuestra Patria es el pueblo, ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe caminar uno junto a otro, que sabe ayudarse, que sabe respetarse, es ese pueblo argentino que no se marea, que sabe encontrar sabiduría, y cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo. Yo a ese pueblo argentino lo respeto, lo quiero, lo llevo en mi corazón, es la riqueza más grande de nuestra Patria. Y aunque no podamos estrecharnos la mano, cuenten con mi memoria y mi oración para que el Señor los haga crecer como pueblo. Pueblo que se reencuentra, trabaja unido y busca la grandeza de la Patria, esa Patria que es propia, es nuestra, no es de los otros, es nuestra. Gracias por todo lo bueno que hacen cada día. Que el Señor los bendiga.

Estamos en el Año de la Misericordia, y como despedida de esta charla, de este monólogo pero que quiere ser una charla, me atrevo a proponerles, como las maestras de antes,  los deberes para la casa. Les propongo que en este Año de la Misericordia hagan alguna obra de misericordia todos los días o cada dos días si no pueden todos los días; y no se enojen si yo se las leo para recordárselas. Están las obras de misericordia corporales y las espirituales. En su mayoría, se toman una lista que el Señor hace en las Bienaventuranzas, en Mateo 25, en todo el Evangelio. Son obras concretas de misericordia que si cada uno de nosotros hace una al día o una cada dos días, el bien, el bien, que haremos a nuestro pueblo:

– Visitar a un enfermo, visitar a los enfermos, es una obra de misericordia;

– Dar de comer al hambriento. Hay gente que tiene hambre;

– Dar de beber al sediento, tiene sed material y espiritual, a veces;

– Dar posada al peregrino, es decir, darle lugar al que no tiene casa, al que no tiene techo;

– Vestir al desnudo, es decir, que la gente tenga vestido, que no pase frio en invierno;

– Visitar a los presos. Tantas veces la Iglesia insiste sobre esto;

– Y enterrar a los difuntos.

Estas serían las siete obras de misericordia corporales, y otras siete espirituales:

– Enseñar al que no sabe;

– Dar un buen consejo al que lo necesita;

– Corregir al que se equivoca;

– Perdonar al que nos ofende. ¡Qué difícil es perdonar! Todos hoy en el mundo necesitamos perdonar mucho y ser perdonados;

– Consolar al que está triste;

– Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Hay gente que a veces nos hace perder la paciencia, y sufrir con paciencia sus defectos, es una obra de misericordia;

-Y rezar a Dios por los vivos y por los muertos.

No sé queridos hermanos, queridos compatriotas, me siento hablándoles como en casa, me acerco a ustedes en esta ocasión, donde todavía se respiran los aires de los festejos del Bicentenario y donde están estos dos hechos de la canonización del Cura Brochero y la beatificación de Mama Antula, dos personas, un hombre y una mujer, que trabajaron por la Patria y por la evangelización. Así que en medio de todo esto los saludo, les doy mi cariño, y les digo – parece un poco raro, pero lo estiro el tiempo como el elástico- hasta pronto, y no se olviden de rezar por mí. Gracias. (RADIO VATICANA).


Oración del Papa por la Paz: “Que los pueblos en guerra aprendan el camino del diálogo y del perdón”

(RV).- Una atmósfera marcada por cantos en lengua aramea abrió el paso a la Oración del Papa por la Paz, durante el encuentro con la Comunidad Asirio-Caldea en la Iglesia de San Simeón Bar Sabas de Tiflis, última cita del Pontífice en su primer día de visita a Georgia. En la Iglesia dedicada al santo copto de la segunda mitad del siglo X, Francisco, acompañado por el Patriarca de Babilonia de los Caldeos y por el párroco, se dirigió en procesión hacia la capilla del Santísimo Sacramento, entre centenares de fieles de la diáspora asirio-caldea, para luego orar ante la Cruz que “rescata al hombre del fracaso y de la muerte”.

El Papa elevó su oración a la Cruz de Cristo “que nos libra del pecado, origen de toda división y de todo mal” y con su gloriosa pasión “vence la dureza de los corazones, prisioneros del odio y del egoísmo” liberando a las “víctimas de injusticia y opresión”. A la Cruz de Jesús el Santo Padre encomendó “los sufrimientos de tantas víctimas inocentes: los niños, los ancianos, los cristianos perseguidos” y las heridas de “las personas abusadas, despojadas de su libertad y dignidad” sin olvidar a “los exiliados, los refugiados y quienes han perdido el gusto por la vida” para que experimenten “la estabilidad” del Reino.

El Vicario de Cristo rezó para que los pueblos en guerra “aprendan el camino de la reconciliación, del diálogo y del perdón” y dirigió un pensamiento especial por aquellos pueblos “desfallecidos por las bombas” como Iraq y Siria pidiendo al Señor que arranque “de la devastación” a estos países.

Y a María, “Reina de la Paz”, se encomendó finalmente el Pontífice: “alcánzanos de tu Hijo el perdón de nuestros pecados”– dijo – “sostén nuestra fe y nuestra esperanza” y enséñanos “la majestad del servicio y la gloria del amor”.

(MCM-RV)

 


Encuentro del Papa con el Patriarca Elías II: “Como hermanos anunciemos el Evangelio de la paz”

(RV).- “Que la multitud de santos de este país nos anime a poner el Evangelio por encima de todo y a evangelizar como en el pasado, libres de las ataduras de ideas preconcebidas y abiertos a la perenne novedad de Dios”, lo dijo el Papa Francisco en su discurso en el Encuentro con Su Santidad y Beatitud Elías II, Catholicós y Patriarca de toda Georgia.

En su discurso, el Santo Padre recordó la visita del Patriarca Elías II al Vaticano. Fue la primera visita de un Patriarca georgiano, dijo el Papa; con este gesto se abrió una nueva página en las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa de Georgia y la Iglesia Católica. “Así se han reforzado los importantes lazos que existen entre nosotros desde los primeros siglos del cristianismo”, y que siguen siendo respetuosos y cordiales.

“Como peregrino y amigo – afirmó el Papa – he llegado a esta tierra bendita, cuando está a punto de concluir para los católicos el Año Jubilar de la Misericordia. También estuvo aquí el santo Papa Juan Pablo II, la primera vez de un Sucesor de Pedro, en un momento muy importante, en el umbral del Jubileo del 2000: vino a reforzar los vínculos profundos y fuertes con la Sede de Roma y a recordar lo importante que era, en el umbral del tercer Milenio, la contribución de Georgia, esta antigua encrucijada de culturas y tradiciones, a la construcción de una civilización del amor”.

Ahora, señaló el Obispo de Roma, la Providencia divina ha querido que nos encontremos de nuevo y, frente a un mundo sediento de misericordia, de unidad y de paz, nos pide que se dé un nuevo impulso, un renovado fervor a los lazos que nos unen, signo elocuente de los cuales es el beso de la paz y nuestro abrazo fraternal. “El pueblo georgiano – dijo el Papa – ha dado testimonio durante siglos de la grandeza de este amor. Ha encontrado en él la fuerza para levantarse de nuevo después de muchas pruebas; gracias a él se ha elevado hasta las alturas de una extraordinaria belleza artística.

“Querido Hermano – fue el aliento final del Papa Francisco – para que también hoy el Evangelio dé fruto, se nos pide que permanezcamos todavía más enraizados en el Señor y unidos entre nosotros. Que la multitud de santos de este país nos anime a poner el Evangelio por encima de todo y a evangelizar como en el pasado y, más que en el pasado, libres de las ataduras de ideas preconcebidas y abiertos a la perenne novedad de Dios”. Que las dificultades no sean un obstáculo, sino un estímulo que nos ayude a conocernos mejor, a compartir la sabia viva de la fe, a intensificar la oración de unos por otros y a cooperar con caridad apostólica en el testimonio común, para la gloria de Dios en el cielo y el servicio de la paz en la tierra.

(Renato Martinez – Radio Vaticano)

Texto completo del discurso del Papa Francisco

Es para mí una gran alegría y una gracia especial encontrarme con Su Santidad y Beatitud y los Venerables Metropolitas, Arzobispos y Obispos, miembros del Santo Sínodo. Saludo al Señor Primer Ministro y a los ilustres representantes del mundo académico y de la cultura.

Santidad, con vuestra visita histórica al Vaticano, la primera de un Patriarca georgiano, usted abrió una nueva página en las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa de Georgia y la Iglesia Católica. En aquella ocasión, intercambió con el Obispo de Roma el beso de la paz y la promesa de rezar el uno por el otro. Así se han reforzado los importantes lazos que existen entre nosotros desde los primeros siglos del cristianismo. Estos se han desarrollado y siguen siendo respetuosos y cordiales, como se pone de manifiesto también por la afectuosa acogida reservada a mis enviados y representantes; por la actividad de estudio e investigación de fieles ortodoxos georgianos en los Archivos Vaticanos y en las Pontificias Universidades; por la presencia en Roma de una comunidad vuestra, alojada en una iglesia de mi diócesis; y por la colaboración, sobre todo cultural, con la comunidad católica local. Como peregrino y amigo, he llegado a esta tierra bendita, cuando está a punto de concluir para los católicos el Año Jubilar de la Misericordia. También estuvo aquí el santo Papa Juan Pablo II, la primera vez de un Sucesor de Pedro, en un momento muy importante, en el umbral del Jubileo del 2000: vino a reforzar los «vínculos profundos y fuertes» con la Sede de Roma (Discurso en la ceremonia de bienvenida, Tiflis, 8 noviembre 1999) y a recordar lo importante que era, en el umbral del tercer Milenio, «la contribución de Georgia, esta antigua encrucijada de culturas y tradiciones, a la construcción […] de una civilización del amor» (Discurso en el Palacio patriarcal, Tiflis, 8 noviembre 1999).

Ahora, la Providencia divina ha querido que nos encontremos de nuevo y, frente a un mundo sediento de misericordia, de unidad y de paz, nos pide que se dé un nuevo impulso, un renovado fervor a los lazos que nos unen, signo elocuente de los cuales es el beso de la paz y nuestro abrazo fraternal. La Iglesia Ortodoxa de Georgia, enraizada en la predicación apostólica, especialmente en la figura del apóstol Andrés, y la Iglesia de Roma, fundada sobre el martirio del apóstol Pedro, tienen así la gracia de renovar hoy, en el nombre de Cristo y para su gloria, la belleza de la fraternidad apostólica. En efecto, Pedro y Andrés eran hermanos: Jesús los llamó a dejar sus redes para ser, juntos, pescadores de hombres (cf. Mc 1,16-17). Querido hermano, dejémonos mirar de nuevo por el Señor Jesús, dejémonos atraer aún por su invitación a dejar todo lo que nos impide dar, juntos, el anuncio de su presencia.

Nos sostiene en esto el amor que transformó la vida de los Apóstoles. Es el amor sin igual, que el Señor ha encarnado: « Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13); y que nos lo ha dado para que nos amemos unos a otros como él nos ha amado (cf. Jn 15,12). En este sentido, el gran poeta de esta tierra parece que nos dirige también a nosotros algunas de sus célebres palabras: «¿Has leído cómo los apóstoles escribieron del amor, cómo hablan, cómo lo alaban? Conócelo, dirige tu mente a estas palabras: el amor nos eleva» "(S. Rustaveli, El Caballero de la piel de tigre, Tiflis 1988, estancia 785). Realmente el amor del Señor nos eleva, porque nos permite alzarnos por encima de las incomprensiones del pasado, de los cálculos del presente y de los temores del futuro.

El pueblo georgiano ha dado testimonio durante siglos de la grandeza de este amor. Ha encontrado en él la fuerza para levantarse de nuevo después de muchas pruebas; gracias a él se ha elevado hasta las alturas de una extraordinaria belleza artística. Sin el amor, como ha escrito otro gran poeta, «el sol no reina en la bóveda del cielo», y para los hombres «no hay belleza ni inmortalidad» (G. Tabidze, «Senza l’amore», en Galaktion Tabidze, Tiflis 1982, 25). El amor es la razón de ser de la belleza inmortal de vuestro patrimonio cultural, que se expresa de muchas formas, como la música, la pintura, la arquitectura y la danza. Usted, querido Hermano, ha ofrecido una digna manifestación de ello, especialmente mediante la composición de apreciados himnos sagrados, algunos incluso en lengua latina y muy queridos en la tradición católica. Ellos enriquecen el tesoro de vuestra fe y cultura, un regalo único para la cristiandad y la humanidad, que merece ser conocido y apreciado por todos.

La gloriosa historia del Evangelio en esta tierra se debe de una manera especial a santa Nino, que suele ser equiparada a los Apóstoles: difundió la fe bajo el signo particular de la cruz hecha de sarmiento de vid. No se trata de una cruz desnuda, porque la imagen de la vid, además del fruto que en esta tierra es excelente, representa al Señor Jesús. Él, en efecto, es «la vid verdadera», y pidió a sus Apóstoles que, como sarmientos, permanecieran firmemente injertados en él para dar fruto (cf. Jn 15,1-8). Querido Hermano, para que también hoy el Evangelio dé fruto, se nos pide que permanezcamos todavía más enraizados en el Señor y unidos entre nosotros. Que la multitud de santos de este país nos anime a poner el Evangelio por encima de todo y a evangelizar como en el pasado y, más que en el pasado, libres de las ataduras de ideas preconcebidas y abiertos a la perenne novedad de Dios. Que las dificultades no sean un obstáculo, sino un estímulo que nos ayude a conocernos mejor, a compartir la sabia viva de la fe, a intensificar la oración de unos por otros y a cooperar con caridad apostólica en el testimonio común, para la gloria de Dios en el cielo y el servicio de la paz en la tierra.

Al pueblo georgiano le gusta ensalzar, brindando con el fruto de la vid, sus valores más apreciados. Junto al amor que eleva, se da un papel especial a la amistad. «Quien no busca un amigo, es enemigo de sí mismo», nos recuerda una vez más el poeta (S. Rustaveli, El Caballero de la piel de tigre, estancia 847). Quiero ser un amigo sincero de esta tierra y de este querido pueblo, que no olvida el bien recibido y cuyo carácter hospitalario se combina con un estilo de vida verdaderamente lleno de esperanza, aún en medio de las dificultades, que nunca faltan. También esta actitud positiva tiene sus raíces en la fe, que lleva a los georgianos a invocar, en torno a la mesa, la paz para todos, recordando incluso a los enemigos.

Con la paz y el perdón estamos llamados a vencer a nuestros verdaderos enemigos, que no son de carne y hueso, sino los espíritus del mal que están dentro y fuera de nosotros (cf. Ef 6,12). Esta tierra bendita está llena de héroes valientes según el Evangelio que, como san Jorge, fueron capaces de vencer al mal. Pienso en tantos monjes, y especialmente en los numerosos mártires, cuya vida ha triunfado «con la fe y la paciencia» (Ioane Sabanisze, Martirio de Abo, III): ha pasado por la prueba del dolor permaneciendo unida al Señor y ha dado así un fruto pascual, regando el suelo georgiano con la sangre derramada por amor. Que su intercesión alivie a tantos cristianos que todavía hoy en el mundo sufren persecuciones y atropellos, y fortalezca en nosotros el buen deseo de estar fraternalmente unidos para anunciar el Evangelio de la paz.


Georgia y el significado ecuménico

(RV).- “Situada entre Oriente y Occidente, la Iglesia en Georgia siempre ha estado abierta a los contactos con otros pueblos cristianos. A veces, los vínculos entre la Iglesia georgiana y la Sede de Roma han sido profundos y fuertes; y, aunque en otras ocasiones haya habido tensiones, nunca ha faltado completamente la conciencia de nuestra vocación cristiana común. Ahora, mi presencia entre ustedes es un signo de cuán profundamente la Iglesia católica desea promover la comunión con la Iglesia georgiana, para responder a la oración que Cristo hizo, en la víspera de su muerte, por la unidad de todos sus discípulos (cf. Jn 17, 23)”.  Las palabras del Papa Juan Pablo II llegando a Georgia hace 17 años  han resonado este viernes en lo dicho por Francisco en la misma situación y en la misma circunstancia…    

Cabe resaltar la presencia en el Aeropuerto  Internacional de Tiflis del patriarca de Georgia, Elías II, refrendando el significado ecuménico de la visita.  Será la primera vez que una delegación participará en la misa del Santo Padre. Como un representante del patriarcado ortodoxo declaró a nuestros colegas del programa ruso, se esperan encuentros positivos en el que las diferencias no deben desembocar en posiciones radicales entre los creyentes.  Los fieles deben ver que no existen hostilidades, sino entender la tragedia del cisma y lo complejo del proceso de reunificación.

“Esperamos dar un paso concreto hacia el futuro. Cada vez que rezamos, lo hacemos por la paz en todo el mundo, por el bien de las santas Iglesias de Dios y por la unidad de todos.  Nuestra oración es siempre para que llegue el momento en el que se resolverán los problemas que existen entre nosotros y para que con la gracia de Dios estemos totalmente unidos en Cristo”.

Con el Papa en Georgia, Raúl Cabrera, Radio Vaticano


Discurso del Papa Francisco a las Autoridades de Georgia

(RV).-  Iniciado esta mañana el XVI Viaje Apostólico Internacional del Papa Francisco, esta vez a Georgia y Azerbaiyán, el séptimo en Europa después de Polonia, Albania, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa, Turquía, Bosnia y Herzegovina (Sarajevo).

Luego de cuatro horas de vuelo el pontífice aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Tiflis en Georgia, en donde fue recibido por el Nuncio Apostólico, el Jefe de Protocolo, el Presidente de la República, Sr. Giorgi Margvelashvili y el Catholicós Patriarca de toda la Georgia S.S. y Beatitud Elías II. De allí se trasladó al Palacio Presidencial en donde tuvo lugar el encuentro privado con el Presidente y con las autoridades del País.

En el discurso que les dirigió, luego de recordar las raíces cristianas del país a partir de la santa evangelizadora Santa Nino en los inicios del siglo IV, de agradecer por la invitación a visitarlo, y de hacer alusión a las buenas relaciones de siempre entre la Georgia y la Santa Sede, el Papa Francisco se refirió a la cultura del pueblo y a la posición estratégica que ocupa la nación Georgiana, a la que llamó “casi un puente natural entre Europa y Asia, una bisagra que facilita las comunicaciones y las relaciones entre los pueblos”. Asimismo el Sucesor de Pedro deseó que el camino de paz y desarrollo alcanzado después de la proclamación de independencia del país en el año 1991 “prosiga con el compromiso solidario de todos los miembros de la sociedad, con el fin de crear las condiciones de estabilidad, equidad y respeto a las leyes que favorezcan el crecimiento e aumenten las oportunidades para todos”.

Prosiguiendo sobre el tema de la paz alcanzada hasta el momento en esta tierra que ha sufrido diversas controversias, Francisco señaló que la continuidad de la misma “exige que crezcan sentimientos de mutua estima y consideración, los cuales no pueden descuidar el respeto de las prerrogativas soberanas de cada uno de los países en el marco del derecho internacional”, e indicó la prioridad de los seres humanos haciendo el punto en que cualquier distinción de carácter étnico, lingüístico, político o religioso, en vez de ser usados como pretexto para transformar las divergencias en conflictos y los conflictos en interminables tragedias, puede y debe ser para todos fuente de enriquecimiento recíproco en favor del bien común. “Se requieren altas miras y valor para reconocer el bien autentico de los pueblos y perseguirlo con determinación y prudencia, y es indispensable tener siempre presente los sufrimientos de las personas para continuar con convicción el camino, paciente y laborioso pero apasionante y liberador, de la construcción de la paz”, afirmó. 

A continuación, el discurso completo del Papa Francisco a las Autoridades: 

Señor Presidente,

Excelentísimas Autoridades,

Ilustrísimos miembros del Cuerpo Diplomático,

Señores y señoras

Agradezco a Dios Omnipotente el haberme dado la oportunidad de visitar esta tierra bendita, lugar de encuentro e intercambio vital entre culturas y civilizaciones, que ha encontrado en el cristianismo, desde la predicación de Santa Nino al inicio del siglo IV, su más profunda identidad y el fundamento seguro de sus valores. Como dijo san Juan Pablo II visitando vuestra Patria: «El cristianismo se ha convertido en semilla del sucesivo florecimiento de la cultura georgiana» (Discurso durante la ceremonia de bienvenida, 8 noviembre 1999), y esta semilla sigue produciendo sus frutos. Al recordar con gratitud nuestro encuentro en el Vaticano el año pasado, y las buenas relaciones que Georgia siempre ha mantenido con la Santa Sede, le agradezco vivamente a usted, Señor Presidente, su amable invitación y las amables palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de las autoridades del Estado y de todo el pueblo georgiano.

La historia multisecular de vuestra patria manifiesta la raigambre en los valores expresados por su cultura, por su lengua y por sus tradiciones, incluyendo al país plenamente y de modo profundo y peculiar en el ámbito de la civilización europea; y, al mismo tiempo, como muestra su posición geográfica, es casi un puente natural entre Europa y Asia, una bisagra que facilita las comunicaciones y las relaciones entre los pueblos, y que a lo largo de los siglos ha hecho posible tanto el comercio como el dialogo y la confrontación de las ideas y de las experiencias entre mundos diferentes. Como recita con orgullo vuestro himno nacional: «Mi icono es mi Patria, […] resplandecientes montañas y valles son compartidos con Dios». La Patria es como un icono que define la identidad, traza los rasgos y las huellas de la historia, mientras que las montañas, elevándose libres hacia el cielo, en vez de ser una muralla infranqueable, dan esplendor a los valles, los diferencian y los coloca en relación, haciendo a cada una diferente de la otra y todas asociadas con el cielo común que las cubre y las protege.

Señor Presidente, han pasado 25 años desde la proclamación de la independencia de Georgia, que durante este periodo, renovando su libertad plena, ha construido y consolidado sus instituciones democráticas y ha buscado los caminos para garantizar un desarrollo lo más incluyente y auténtico posible. Todo esto no sin grandes sacrificios, que el pueblo ha afrontado valientemente para asegurarse la tan anhelada libertad. Deseo que el camino de paz y desarrollo prosiga con el compromiso solidario de todos los miembros de la sociedad, con el fin de crear las condiciones de estabilidad, equidad y respeto a las leyes que favorezcan el crecimiento e aumenten las oportunidades para todos.

Este progreso autentico y duradero tiene como condición preliminar indispensable el pacífico entendimiento entre todos los pueblos y los Estados de la región. Esto exige que crezcan sentimientos de mutua estima y consideración, los cuales no pueden descuidar el respeto de las prerrogativas soberanas de cada uno de los países en el marco del derecho internacional. Con el fin de abrir rutas que conduzcan a una paz duradera y a una verdadera colaboración, hay que tener en cuenta que los principios relevantes para una ecuánime y estable relación entre los Estados están al servicio de la concreta, ordenada y pacifica convivencia entre las naciones. En muchos lugares de la tierra, en efecto, parece prevalecer una lógica que hace difícil mantener las legítimas diferencias y controversias ―que siempre pueden surgir― en un ámbito de confrontación y diálogo civil, donde prevalezca la razón, la moderación y la responsabilidad. Esto es tanto más necesario en el momento histórico actual, en el que no faltan también extremismos violentos que manipulan y distorsionan principios de naturaleza civil y religiosa para subordinarlos a oscuros diseños de dominio y de muerte.

Es preciso que todos se preocupen en primer lugar por la suerte de los seres humanos en su concreción y realicen con paciencia todo intento para evitar que las divergencias desemboquen en violencia, que puede causar enormes daños para el hombre y la sociedad. Cualquier distinción de carácter étnico, lingüístico, político o religioso, en vez de ser usados como pretexto para transformar las divergencias en conflictos y los conflictos en interminables tragedias, puede y debe ser para todos fuente de enriquecimiento recíproco en favor del bien común. Esto requiere que cada uno ponga plenamente a disposición las propias capacidades, teniendo ante todo la posibilidad de vivir en paz en su tierra o de regresar libremente si, por cualquier motivo, fue obligado a abandonarla. Deseo que los responsables públicos continúen preocupándose por la situación de estas personas, afanándose en la búsqueda de soluciones concretas más allá de las cuestiones políticas no resueltas. Se requieren altas miras y valor para reconocer el bien autentico de los pueblos y perseguirlo con determinación y prudencia, y es indispensable tener siempre presente los sufrimientos de las personas para continuar con convicción el camino, paciente y laborioso pero apasionante y liberador, de la construcción de la paz.

La Iglesia Católica ―presente desde siglos en este País y que se ha distinguido particularmente por su compromiso en la promoción humana y en las obras de caridad― comparte las alegrías y las preocupaciones del pueblo de Georgia y tiene la intención de ofrecer su contribución al bienestar y a la paz de las naciones, colaborando activamente con las autoridades y la sociedad civil. Deseo vivamente que continúe favoreciendo genuinamente al crecimiento de la sociedad georgiana, gracias al testimonio común de las tradiciones cristianas que nos unen, en su esfuerzo en favor de los más necesitados y mediante un renovado y creciente dialogo con la antigua Iglesia Ortodoxa Georgiana y las otras comunidades religiosas del país.

Que Dios bendiga a Georgia y le conceda paz y prosperidad.

(Griselda Mutual – Radio Vaticano)


El trabajo por la unidad es la misión del Pontifice en la región del Cáucaso

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- Francisco en el Cáucaso visita los confines entre Asia y Europa, pero ahí están las raíces cristianas de Europa. Completa con este viaje a Georgia y Azerbaiyán el recorrido iniciado en Armenia en junio de 2016. La zona es de una enorme riqueza en relación al cristianismo. Es un pozo de historia cristiana. Pero a su vez es una herida abierta por conflictos de orden económico, político, geopolíticos, culturales y religiosos. Por ejemplo, los cristianos Ortodoxos de Georgia, que son el 85% de la población, no reconocen validez al bautismo de los católicos que son solo el 1%.

Esta peregrinación misionera de Francisco tiene un caracter eminentemente ecuménico. Es un fuerte llamado a la unidad de los cristianos, pero donde el mismo “pontífice” hace de puente sobre la herida abierta, acercándose más con los gestos de proximidad que con las palabras; haciéndose presente para mirar, escuchar, dar la mano, abrazar, insistir en la importancia de la unidad, del ecumenismo de la sangre, del pedido de Jesús a ser un solo cuerpo para que el mundo crea.

Los lemas  de la visita: “La paz esté con ustedes” de Georgia y “Todos somos hermanos” de Azerbaiyán, le ponen palabras y nombre a esta misión ecuménica e interreligiosa del Papa en el Cáucaso. @jesuitaGuillo