sábado, 22 de octubre de 2016

Catequesis Jubilar del Papa: Misericordia y diálogo

(RV).- En su catequesis de la Audiencia Jubilar – celebrada en la Plaza de San Pedro el penúltimo sábado de octubre, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de diversos países –  el Papa Francisco ofreció una catequesis sobre el tema de la “Misericordia y el diálogo”, que introdujo mediante la lectura de un pasaje del Evangelio de San Juan.

Hablando en italiano, el Obispo de Roma explicó que el evangelista narra el encuentro de Jesús con una mujer samaritana, destacando el diálogo entre ambos, lo que subraya, precisamente, este aspecto tan importante de la Misericordia. Sí, porque el diálogo permite que las personas se conozcan y comprendan sus existencias, y porque, ante todo, representa un signo de gran respecto, puesto que induce a estar ante el otro con una actitud de escucha. Y también porque el diálogo es expresión de caridad, dado que aun no ignorando las diferencias, puede ayudar a buscar y compartir el bien común.

Después de reafirmar que el diálogo nos invita a ponernos ante la otra persona viéndola como un don de Dios, que nos interpela y nos pide ser reconocida, el Santo Padre puso de manifiesto que muchas veces queremos hacer que prevalezca nuestra posición ante los hermanos que encontramos, porque no dialogamos cuando no escuchamos suficientemente, o tendemos a interrumpir al otro para demostrar que tenemos razón. Sin embargo, el Papa Bergoglio insistió en la necesidad de los momentos de silencio, en el diálogo verdadero, a fin de captar el don extraordinario de la presencia de Dios en el hermano que tenemos delante.

De ahí que Francisco haya recalcado que “dialogar ayuda a las personas a humanizar las relaciones y a superar las incomprensiones”. A la vez que insistió en la necesidad de diálogo en las familias, entre los padres y los hijos o entre los maestros y los alumnos e incluso entre los dirigentes y los obreros, a fin de descubrir las exigencias mejores del trabajo.

Tras recordar que la misma Iglesia vive del diálogo con los hombres y las mujeres de todo tiempo, y del mismo diálogo entre las religiones, para descubrir la verdad profunda de su misión, el Pontífice concluyó esta catequesis afirmando que todas las formas de diálogo son expresión de la gran exigencia del amor de Dios, que sale al encuentro de todos y de cada uno poniendo su semilla de bondad para que colaboremos en su obra creadora.

Y agregó que  tal como nos lo enseña Jesús, a través del diálogo podemos hacer crecer los signos de la Misericordia de Dios.

(María Fernanda Bernasconi – RV).


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