miércoles, 23 de marzo de 2016

La cruz es la “cátedra de Dios” donde se aprende el amor humilde que da vida, dice Francisco

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Cátedra es el lugar donde se enseña y Dios tienen una cátedra y hoy nos puede enseñar algo fundamental para la vida, para tu felicidad y la mía. Aunque parezca paradójico esa cátedra donde Dios enseña es la cruz; la cruz misma de Jesús.

Dijo Francisco el domingo de Ramos de 2016 al final de su reflexión: “Nos pude parecer muy lejano a nosotros el modo de actuar de Dios, que se ha humillado por nosotros, mientras a nosotros nos parece difícil olvidarnos un poco de nosotros mismos. Él renunció a sí mismo por nosotros; ¡Cuánto nos cuesta a nosotros renunciar a alguna cosa por él y por los otros! Pero si queremos seguir al Maestro, más que alegrarnos porque el viene a salvarnos, estamos llamados a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo. Podemos aprender este camino deteniéndonos en estos días a mirar el Crucifijo, es la “cátedra de Dios”. Los invito en esta semana a mirar frecuentemente esta “cátedra de Dios”, para aprender el amor humilde, que salva y da la vida, para renunciar al egoísmo, a la búsqueda del poder y de la fama. Estamos atraídos por las miles vanas ilusiones del aparentar, olvidándonos de que «el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene» (Gaudium et spes, 35); con su humillación, Jesús nos invita a purificar nuestra vida. Volvamos a él la mirada, pidamos la gracia de entender al menos algo de su hacerse nada por nosotros; y así, en silencio, contemplemos el misterio de esta semana. Reconozcámoslo como Señor de esta semana.

 


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