«Dios es misericordia». Cristo mensaje de esperanza para el mundo
(RV).- El rostro de Cristo en los migrantes, los cristianos perseguidos y las víctimas de toda persecución, las familias desgarradas, los niños víctimas de abusos. Jesús encarna el «poder de los sin poder».
¡Señor, ante la ostentación de los poderosos de este mundo, enciende de nuevo la llama de tu amor en el corazón de todo hombre, en el seno de toda familia, en el camino de cada pueblo!
Jesús revive su pasión en la humanidad, murió y resucitó por la salvación del mundo, recuerda el autor de las meditaciones del Vía Crucis 2016, presidido por el Papa Francisco el Viernes Santo, como es tradicional en el Coliseo de Roma. «Dios es misericordia», es el título que ha elegido el Cardenal italiano Gualtiero Bassetti, Arzobispo de Perusa, designado por el Santo Padre para escribir las meditaciones sobre el Camino de la Cruz del Año Santo de la Misericordia.
Entrevistado para Radio Vaticano, por Tiziana Campisi, el purpurado reiteró que Jesús acompaña el camino y los sufrimientos de los hombres de hoy, de las familias, de las persecuciones, e hizo hincapié en el hilo conductor del amor y del perdón:
«El Vía Crucis es el tradicional, afianzado en la meditación sobre la Palabra de Dios, con una reflexión atenta a lo que se está viviendo en el mundo, sobre todo en los lugares en los que se sufre por guerras, pobreza, donde es violada cada día la dignidad de la persona humana, porque Jesús vive su pasión personalmente, pero la revive también en la humanidad. La meditación es sobre las tradicionales estaciones del Vía Crucis, pero quiero referirme al tiempo presente, que lamentablemente no está exento de cruces. He intentado leer el dolor a la luz del gran amor de Dios para con la humanidad, porque si no el dolor no tiene sentido. El dolor se puede leer sólo a la luz del amor de Dios. Y en el Año de la Misericordia está claro que el horizonte de mi Vía Crucis no puede ser otro que el del amor y el perdón».
El Card. Bassetti explicó los temas desarrollados en las 14 estaciones:
«La familia, la IV estación es aquella en la que Jesús encuentra a su Madre y ha sido muy intensa para mí… Con el drama de María el drama de nuestras familias, las situaciones de nuestras familias… También los jóvenes, el trabajo – temas que llevo en el corazón, que he presentado en el Vía Crucis. Los pequeños y grandes dramas de los hombres de hoy, de la Iglesia misma, ella también tiene necesidad continuamente de perdón y reconciliación».
El purpurado señaló asimismo qué reflexiones desea impulsar, siguiendo la bula Misericordiae Vultus, del Papa Francisco y las enseñanzas de su magisterio petrino:
«Que el drama de la Pasión de Cristo está cerca de la pasión del hombre de hoy, de los jóvenes de hoy, que están perdiendo el sentido de la vida y ello lleva también a dramas, inseguridades. La misma precariedad económica, el tener que dejar su propia tierra debido a guerras, a la miseria. También una reflexión sobre los cristianos perseguidos, porque meditando sobre la muerte de Jesús en la Cruz no se puede dejar de pensar en la persecución de los cristianos en el mundo contemporáneo. Lamentablemente en algunas zonas de la Tierra, tantos hermanos nuestros están viviendo en su propia carne esta pasión. Los mártires del siglo XXI son sin duda los apóstoles de hoy. Y como dice con justicia el Santo Padre, cuando te matan por odio a Cristo, no te preguntan si eres católico, protestante u ortodoxo. Es precisamente en odio a la fe que tú testimonias. Me parece que con lo que estamos viviendo hoy, con el Año de la Misericordia – este gran Jubileo – y con las enseñanzas que nos vienen también de los viajes del Santo Padre, no falta material para una meditación abundante sobre temas para el Vía Crucis».
El Camino de la Cruz de 2016 nos prepara a la luz de la Pascua de Resurrección del Jubileo de la Misericordia:
«El Vía Crucis de Jesucristo me parece que este año es particularmente el Vía Crucis de los hombres, por un motivo u otro. Pero todo se concentra luego en la luz de la Pascua de Resurrección. Éste es el gran mensaje de esperanza que seguimos brindando. Cristo murió y resucitó por nuestra salvación y por la salvación del mundo entero».
(CdM – RV)
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